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Nuestros teléfonos móviles son, de hecho, ordenadores de bolsillo que han ostentado ese título desde hace un tiempo considerable. Los portamos incesantemente, los empleamos para establecer contacto con otros y, adicionalmente, funcionan como auxiliares personales, plataformas móviles de juegos, dispositivos fotográficos, fuentes de consulta ágil y oficinas itinerantes. Por este motivo, es indispensable que permanezcan operativos el mayor tiempo posible, y aquí es donde las baterías cobran relevancia. Es por esto que las baterías de nuestros dispositivos móviles revisten una importancia capital y, aunque su tamaño no se expanda como sería deseable, progresan de manera relativamente uniforme, incorporando diversas funcionalidades que agilizan su recarga. Tales como la carga rápida o la carga inalámbrica, que, si bien ya hace tiempo que forma parte de nuestras vidas, está a las puertas de un "renacimiento de tendencia", con el potencial suficiente como para convertirse en el nuevo estándar. Pero, ¿tienes claro en verdad cómo operan?

Durante años, numerosas empresas han perseverado en su esfuerzo por ofrecer a los dispositivos la facultad de efectuar una carga "remota", eludiendo la necesidad de depositar el teléfono sobre un soporte físico para que se efectúe la carga. Sin embargo, al día de hoy, estos avances todavía están en etapas preliminares de desarrollo, por lo que en esta guía enfocaremos nuestra atención en la tecnología de carga inalámbrica por contacto; aquella que está probada, en funcionamiento y se encuentra integrada en todos los teléfonos móviles del mercado compatibles con la carga inalámbrica.

Como mencionaba previamente, la inmensa mayor parte de las compañías fabricantes de teléfonos inteligentes se han inclinado por adoptar la tecnología Qi --se pronuncia "chi"-- para la recarga sin cables. Este mecanismo fue concebido por la entidad Wireless Power Consortium, y se fundamenta en un método de transmisión de energía mediante inducción electromagnética, que es efectivo en distancias de hasta 40 milímetros.

Con base en esta información, es sencillo inferir que, para efectuar la carga de manera inalámbrica, son imprescindibles dos componentes diferenciados: un emisor conectado a un origen de corriente, y un dispositivo receptor que debe ser compatible con la tecnología Qi. En el contexto de los teléfonos inteligentes, el cargador constituye la estación o base de carga, y el propio smartphone desempeña el papel de receptor de la energía.

Tanto en la plataforma de carga como en el dispositivo receptor hallaremos una bobina --emisora en el primer caso y receptora en el segundo--, y al ponerse en contacto engendran un campo magnético a través del cual se induce la corriente alterna necesaria para proceder con la carga del aparato --para una comprensión más profunda de este fenómeno, se recomienda explorar los principios de la Ley de Faraday--.

Debido a que es imperativo que las dos bobinas estén alineadas para que la carga se realice de manera óptima, no es raro observar que algunas plataformas de carga posean indicaciones visuales --textos o marcas que señalan el lugar exacto para colocar el teléfono--, con el fin de prevenir que un desajuste interfiera en el proceso de carga. No obstante, algunos fabricantes de accesorios para la carga inalámbrica se decantan por una modalidad conocida como inducción de posicionamiento libre, que se vale de múltiples bobinas distribuidas en distintas zonas de la base de carga para concebir un campo electromagnético más extenso y, de este modo, disminuir la probabilidad de desalineaciones.

En líneas generales, la potencia transferida durante un procedimiento de carga inalámbrica Qi en teléfonos móviles oscila entre 0 y 5W. A pesar de ello, la capacidad del sistema puede incrementarse hasta los 120W para dispositivos receptores que exijan un afluente energético más robusto --tal como sucede, por ejemplo, con las laptops--. Aunque en el mercado existen cargadores sin cables ofreciendo potencias superiores, debido a la baja eficiencia de estas tecnologías --siendo Qi, incluso en ese escenario, más eficiente que otros estándares--, la energía que se pierde durante la carga es superior a la que se desaprovecha en métodos con cable, y es por ello que comúnmente las cargas inalámbricas no se ejecutan con la potencia máxima del cargador.

Esta pérdida energética también provoca que la carga mediante tecnología Qi genere mayor cantidad de calor en comparación con los sistemas por cable, razón por la cual ciertas marcas, como OnePlus, todavía se resisten a incorporar la carga inalámbrica en sus dispositivos móviles.

Otro aspecto distintivo --que a fin de cuentas no lo es tanto-- de la mayoría de los sistemas de carga inalámbrica, es la necesidad de que las superficies de contacto entre la base y el receptor --el teléfono móvil--, estén compuestas por un material no metálico, ya que el metal actúa como un conductor y la energía procedente de la bobina del emisor sería transferida al cuerpo metálico del smartphone, generando un exceso de calor y obstruiría el proceso de carga. Esto explica por qué la gran parte de los smartphones compatibles con la carga inalámbrica están fabricados de vidrio o materiales plásticos.

A pesar de que todavía no se ha consolidado ni se ha transformado en un estándar que englobe a la totalidad de teléfonos en el mercado, la recarga inalámbrica en dispositivos móviles ha estado presente durante varios años y, afortunadamente, son más las empresas que optan por incorporar esta tecnología en sus aparatos. En definitiva, si lo que se busca es avanzar hacia un porvenir completamente "libre de cables", la implementación de la recarga inalámbrica es un paso que la mayoría, por no decir todos los productores de teléfonos inteligentes deberían ejecutar más temprano que tarde. En contraste con la situación de la recarga veloz, que ya fue objeto de nuestro análisis detallado previamente y que actualmente se halla en un ambiente demasiado segmentado, la mayoría de los ensambladores de smartphones que han implementado la carga rápida lo han efectuado mediante el estándar Qi, lo cual favorece que los consumidores puedan hacer uso de complementos universales con independencia de su dispositivo, siempre y cuando este sea compatible con la carga acelerada. Esto, simultáneamente, facilita que comprender la operativa de la tecnología, así como los periféricos compatibles e incompatibles y, sobretodo, los teléfonos que pueden utilizarla, resulte considerablemente más sencillo de asimilar.

¿Qué es la carga inversa inalámbrica?

La transmisión inalámbrica de poder energético va desde la plataforma de carga directamente hacia el dispositivo móvil. Los móviles dotados de la facultad de recarga inversa tienen la capacidad de proveer energía a artefactos tales como cascos inalámbricos, convirtiéndose así en un punto de alimentación capaz de transferir corriente eléctrica.

ATENCIÓN: No se debe presuponer que todo teléfono inteligente tiene integrado el sistema de recarga inalámbrica inversa; se recomienda verificar diligentemente si tu modelo específico incorpora esta tecnológica ventaja.

Los móviles con capacidad de carga sin cables representan una innovadora alternativa energética diseñada para proveer energía a los dispositivos portátiles en todo tiempo y lugar, perfecta para aquellos usuarios que hacen uso continuo de su teléfono durante la jornada y cuya batería no dispone de la duración requerida. A continuación, te presentamos todo lo que necesitas conocer acerca de la tecnología de carga sin contacto y cuáles son los smartphones que incorporan este avance.

¿Cómo funciona la carga inalámbrica?

El principio de la carga sin cables resulta ser bastante sencillo. La carga sin hilos produce un campo electromagnético que emite energía y, de forma simultánea, capta energía en un punto de recepción, la cual es proporcionada por la plataforma de carga, siendo el teléfono móvil quien la recibe.

La base de carga, al estar enchufada al suministro eléctrico, utiliza una bobina interna que convierte la electricidad en una corriente de alta frecuencia. Esta acción establece un campo electromagnético que se encarga de enviar la energía hasta una bobina receptora, la cual se halla en tu smartphone. Así, el teléfono se abastece de energía sin la necesidad de emplear un cable.

¿Es más rápida la carga inalámbrica que el cable?

La recarga sin cables puede superar la velocidad de los métodos tradicionales. Empleando un cargador inalámbrico adecuado, tu dispositivo móvil podrá recargarse más rápido, incluso reduciendo el tiempo a la mitad en comparación con el uso del cable. Eso sí, es esencial que la base de carga sea compatible y cuente con la potencia medida en miliamperios hora (mAh) adecuada.

Si la capacidad de la batería es deficiente, está en mal estado o si el smartphone no es compatible con el hardware de la base de carga, es probable que la velocidad de recarga no sea mejor que la del cable e incluso pueda ser inferior. Por esta razón, se recomienda verificar detalladamente la ficha técnica del dispositivo antes de concretar la compra. Asimismo, recientemente, ciertos modelos de celulares han optimizado significativamente su sistema de carga rápida por cable, alcanzando el 100% de energía en menos de veinte minutos.

Es relevante considerar que con la carga inalámbrica, el usuario no puede usar el teléfono durante el proceso de recarga, ya que al separarlo de la base, se interrumpiría este. Por consiguiente, si prefieres usar el celular mientras se recarga, tendrás que adaptar tus hábitos para aprovechar las ventajas de la carga inalámbrica.

¿Carga inalámbrica o por contacto?

Es el gran interrogante que polariza a quienes ya aceptan la tecnología sin cables como una realidad, frente a los que aguardan a que esta alcance el potencial que sus smartphones anuncian: una recarga operativa incluso mientras mantenemos el dispositivo en uso. Imagina ingresar a un espacio determinado y que tu celular comience a reponer energía automáticamente. Una visión que podría materializarse en el futuro, pero que, por el momento, se nos antoja distante.

De todas formas, a lo que comúnmente llamamos carga inalámbrica deberíamos referirnos como carga por inducción o carga magnética, ya que ese es su principio de funcionamiento. El proceso, aun en su aparente simplicidad, es el resultado de un desarrollo ingenioso y una implementación sofisticada. Esencialmente, se trata de crear un campo electromagnético que actúa como emisor de energía y captar dicha energía en el extremo receptor, que es el smartphone.

La transferencia de fuerza entre el cargador y el dispositivo móvil solo tiene lugar cuando ambos se encuentran próximos entre sí. Durante los demás momentos, el campo electromagnético del cargador está en un estado latente.

Para conseguir este fenómeno, ambos elementos disponen de bobinas de inducción magnética. El punto de carga, alimentado por la red eléctrica, emplea esta bobina para metamorfosear la electricidad proveniente de la corriente en una alterna de alta frecuencia, y de este modo, produce un campo electromagnético que permanece en espera, a la espera de detectar otra bobina a la cual transmitir la corriente. La bobina receptora se encuentra, por supuesto, en el teléfono móvil.

Cuando la bobina emisora, la del cargador, percibe la presencia de un teléfono que es compatible con la tecnología de carga inductiva –detectada gracias a una señal periódica que emite a la espera de ser reconocida–, inicia el proceso de traspaso de energía a través de este campo. Es así cómo la electricidad fluye del cargador al smartphone, eliminando la necesidad de emplear cualquier tipo de conexión física por medio de cables. Todo ocurre gracias a la magia del magnetismo.

Hay distintos estándares

Probablemente ha llegado el momento de que la carga inalámbrica alcance su apogeo, especialmente ahora que Apple ha decidido sumarse a la tendencia, y su rol como influyente en el mercado no puede ser subestimado. El año pasado, Apple eligió el estándar Qi (se pronuncia 'chi'), que es el más popular a nivel internacional, como sistema de carga inalámbrica para sus dispositivos, aunque no es el único que existe. La revolución de la carga inalámbrica está a punto de materializarse: un único cargador para todos nuestros dispositivos

El estándar Qi opera mediante frecuencias relativamente altas y necesita que el dispositivo y la base de carga estén muy próximos entre sí. Sin embargo, se ha de mencionar el estándar PMA. PMA emprende un camino similar a Qi, si bien su enfoque en la tecnología de carga por resonancia magnética es un poco menos efectivo. Aun así, permite la creación de campos electromagnéticos más extensos, lo que facilita que el dispositivo no requiera estar adherido directamente a la bobina. Gracias a PMA, es posible contar con áreas de carga más extensas que pueden alimentar un teléfono o incluso varios al mismo tiempo usando una sola plataforma de carga.

Con PMA se pueden obtener bases de carga más grandes y de menos eficiencia, pero para distancias mayores, Cota destaca permitiendo una separación de hasta 10 metros.

En la arena de la carga inalámbrica, también se está preparando para entrar en juego WattUp, un sistema que posibilita una separación mayor entre el cargador y los dispositivos, específicamente hasta cinco metros desde la base de carga. Dicha función, por sí misma, justificaría que WattUp, y no otro sistema, fuese denominado genuinamente "carga inalámbrica". O al menos que no se le considerara una carga por contacto. Por otra parte, tenemos a Cota, que logra cargar dispositivos hasta a 10 metros de distancia utilizando tecnologías inalámbricas como WiFi o Bluetooth. Desafortunadamente, su velocidad es bastante limitada, apenas alcanza 1W.

Qi va ganando

Observamos que no escasean los estándares en el ámbito de la carga sin cables, sin embargo, Qi destaca en la competencia. No es mero casualidad que sea el sistema preferencial de gigantes del sector como Samsung, LG, Lenovo, y más recientemente, Apple y Xiaomi, sino que además, se distingue por ser el que posee una evolución más avanzada y, según las especificaciones técnicas, el más efectivo al transferir la carga del punto A al punto B, es decir, desde el cargador hasta el smartphone.

La carga inalámbrica, pese a llevar tiempo con nosotros, podría estar en la cúspide de su popularización, posicionándose como estándar prevalente en el mercado. Un fenómeno que ya hemos presenciado con las tecnologías de carga rápida o el triunfo del Bluetooth en su momento. No parece descabellado pensar que próximamente, un smartphone será inconcebible sin la capacidad de recargarse sin necesidad de cables o mediante contacto, como se le quiera denominar al método. Esto representa una ventaja colectiva, no solo en nuestra cruzada contra los enredos de cables al utilizar nuestros teléfonos, sino también al permitirnos prescindir de una entrada más, el puerto USB, facilitando así la hermeticidad total de los dispositivos móviles. Aunque esto último, aún parece ser un hito a alcanzar en un futuro más distante.

¿Qué dispositivos son compatibles con carga rápida Qi?

El Consorcio de Energía Inalámbrica lo integran diversas firmas del sector tecnológico y es frecuente observar que algunas de las entidades miembros son también pioneras en implementar la tecnología de carga Qi sin cables en sus dispositivos móviles. Nokia lideró este avance con el lanzamiento del Lumia 920 en el año 2012. Acto seguido, emergió el Google Nexus 4, obra de LG, que con su distintivo dorso de cristal marcó el hito de ser el primer smartphone Android en admitir carga inalámbrica. Con el tiempo, compañías como Samsung se unieron a este movimiento e incluso empezaron a desarrollar sus estaciones de carga inalámbrica siguiendo el estándar Qi.

En la actualidad, numerosos smartphones incluyen la capacidad de cargarse de manera inalámbrica, una característica que el fabricante destacará siempre en la hoja de especificaciones del aparato.

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